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HACE MÁS DE UN SIGLO

En estos tiempos que corren, en los que el deporte es un tema de conversación frecuente, es fácil encontrarse con algún amigo que ha decidido iniciarse en el novedoso mundo del triatlón. Cuando eso sucede, su relato suele ser entusiasta y apasionado. Es su hobby y, obviamente, lo sabe todo sobre él.


Reconozco que la disciplina de Los Tres Deportes engancha; es moderna y atractiva. Sin embargo, cuando la conversación sobre triatlón avanza, y el turno de palabra deja paso a la réplica, suele ser bastante habitual que tu amigo desconozca la historia de esta modalidad. En algunos casos, los menos, sale a relucir algo de los marines norteamericanos, durante los años setenta, en las lejanas islas de Hawái. Es algo habitual en este mundillo. Pues como norma general, el deportista, amateur o profesional, suele ignorar los orígenes y las personas que impulsaron su especialidad deportiva. Algo que no ocurre en otras ciencias, como la pintura, la literatura o la música, donde al maestro predecesor se le estudia y, tradicionalmente, se le venera.


Esa será mi tarea a lo largo de los próximos artículos: ensalzar vuestros deportes favoritos y redescubrir su historia. Sobre todo para que se valore y se respete su pasado. Pues sin el esfuerzo de aquellos pioneros que lo promovieron, la natación, el ciclismo o el atletismo no serían lo que son hoy en día.


En la actualidad, estos tres deportes son la base de toda preparación física. Y eso, se lo debemos a un grupo de hombres y mujeres que, hace más de un siglo, cambiaron el sombrero de copa y el corsé por el maillot deportivo. Aquellos visionarios, que fueron tildados de locos y que a cambio sólo recibieron la recompensa física que les proporcionaba el agua, el velocípedo o la carrera, ahora merecen su reconocimiento.


A todo esto, el triatlón no nació en Hawái. Tampoco lo hizo en 1974. La primera referencia de dicha modalidad está datada un siglo antes. A finales del XIX, en Francia. Por aquellas fechas, un periodista llamado M. Gustave de La Freté decidió buscar al deportista, al sportman que decían ellos, más completo del país. En su afán por encontrarlo, organizó una competición donde se evaluara de manera conjunta diferentes capacidades físicas del atleta: a pie, sobre la bicicleta y sobre el agua. Después, decidió darle publicidad a través de la prensa. Lo publicó en el periódico La Justice, el 30 de junio de 1898, anotando que la inscripción, que se llevaría a cabo en la Asociación Velocipédica de Amateurs, costaría cinco francos. En ese mismo anuncio expuso las disciplinas que formarían parte de Les Trois Sports, como así apodó a la nueva modalidad deportiva. Fueron las siguientes pruebas: carrera pedestre sobre 500 metros, carrera en bicicleta sobre 10 kilómetros y una regata de remo sobre 1.200 metros.


En este punto hay que recordar que a finales del siglo XIX la prueba reina del agua era el entonces llamado canotaje, pues la natación, aunque había sido olímpica en 1896, apenas era practicada. No en vano, su Federación Internacional se creó en 1908.


Más tarde, en los primeros años del siglo XX, las competiciones de Los Tres Deportes continuaron celebrándose. Para organizar dichas pruebas La Freté fundó un comité que estuviera compuesto por tres delegados, cada uno de ellos perteneciente a una disciplina distinta. Lo fueron M. Genêt, del Racing Club de Francia (atletismo); M. Edmond Lepère, de la Asociación Velocipédica de Amateurs (ciclismo); y MM. L. Doyen, de la Sociedad Náutica de la Base Seine (remo).


Gracias a diversos periódicos, tenemos referencias de algunos de esos campeonatos. Por ejemplo, los ejemplares de L´Univers et Le Monde, 15 de octubre de 1902; L´Aurore, 2 de noviembre de 1903; Le Journal Amusant, 2 de abril de 1904; y L'Humanité, 2 de mayo de 1904. En todos esos artículos se nos muestra que las pruebas y distancias celebradas fueron las mismas, siendo la figura principal Marcel Dohis. Además, en una ocasión, se disputó un anecdótico duatlón por la imposibilidad de competir en el gélido agua.


Por cierto, no fue la única hazaña de Gustave de La Freté. El presidente del Club Academia, no contento con la creación y difusión de Les Trois Sports, organizó en el estadio Brancion de París, el 2 de mayo de 1915, la primera reunión del atletismo femenino francés. Y gracias a eso, unos años después, en la década de los treinta, las mujeres también accedieron a las competiciones predecesoras del triatlón. Aunque seguro que existieron muchos más, nosotros sólo tenemos localizados dos eventos. Los celebrados en París en mayo de 1930 y 1934, cuya información nos la proporcionan, respectivamente, los periódicos L'Ouest Éclair y Le Matin.


En esa década también se produjo un novedoso cambio en Los Tres Deportes. Ya que, siguiendo la nueva tendencia acuática, se sustituyó el remo por la natación. Para este artículo, hemos recogido una noticia de Le Figaro, en su edición del 1 de agosto de 1938, donde se nos muestra los resultados de una de esas competiciones. Dicho evento, que no fue el primero, se disputó con las siguientes pruebas: 2 kilómetros de carrera pedestre, 15 kilómetros de carrera en bicicleta y 25 metros de natación. Lo que nos hace suponer que en esos campeonatos de los años treinta esté el verdadero origen del triatlón.


Por desgracia, la modalidad no llegó a España hasta mediados de los años sesenta. Una pena, pues, como veremos en la próxima publicación, existieron numerosas especialistas de las tres disciplinas durante aquellas primeras décadas de siglo. Por ejemplo, Aurora Villa y Margot Moles. Ambas, pertenecientes al Canoe N.C. y aficionadas al ciclismo, fueron campeonas de España de atletismo y, a su vez, campeonas de Castilla de natación.


Para finalizar, anotaremos que el primer campeonato de Los Tres Deportes celebrado en nuestro país se produjo en los años sesenta. Quince años antes de que se disputara el primer Ironman de Hawái, en febrero de 1978. Corría el mes de julio del año 1963 cuando Francisco Torre Erquicia, en la localidad cántabra de Castro Urdiales, organizó una prueba de ciclo-nata-cross. En ella, había que completar 1.200 metros en bicicleta, 200 metros nadando y 1.300 metros de carrera. Aquella innovadora idea no debió de ser tan mala, pues el evento, además de celebrar tres ediciones, sentó las bases de las históricas pruebas de Guadalajara, San Sebastián, Laredo, Bañolas, Zarautz, Irún y Santander, celebradas todas ellas entre 1984 y 1986. Pero eso, es ya otra historia.

 


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